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Criterios para elegir el mejor curso de formación del personal a distancia

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Desarrollo de Personas

Criterios para elegir el mejor curso de formación del personal a distancia

Tabla de selección de cursos a distancia

Debido a la situación que estamos viviendo, muchos cursos presenciales se han visto cancelados o pospuestos, aunque la necesidad de formación de nuestro personal sigue presente.

La formación online, el e-learning, es una apuesta interesante. El alumno se conecta a un sistema audiovisual a distancia que le imparte los conocimientos que tiene programados. Lo hace cuando quiere y a su ritmo.

Sin embargo, para muchos, es demasiado impersonal. Estos prefieren el contacto con un profesor que les explique las cosas y se pueda adaptar a las inquietudes de los alumnos.

Pero en pandemia, para mantener la distancia social, el aula o la sala de formación en la empresa son escenarios vetados. La alternativa es el b-learning o teleformación. Se trata de una modalidad de enseñanza por internet híbrida. El alumno se conecta al centro de formación y allí hay un profesor que adapta sus explicaciones al ritmo de aprendizaje y que se vale de los formatos tecnológicos para que la enseñanza sea más eficiente.

Cada clase es una cita en horario fijo y con una duración determinada.

La teleformación siempre estuvo ahí, pero con la Covid-19 se ha convertido en una solución rápida para muchas empresas de formación. Se han limitado a poner a un profesor ante la cámara, como si estuviera en el encerado impartiendo una clase magistral, apoyado por una simple pizarra.

¿Eso es suficiente? La respuesta es NO.

Vamos a analizar aquellos aspectos que mejoran la eficacia en el aprendizaje, consolidando conocimientos sólidos en todo tipo de alumnos de cursos impartidos como e-learning y b-learning. Examinando sus características siempre se elegirá el mejor curso de formación profesional.

Partamos de las preferencias del alumno. Cuando una persona nos explica que prefiere un curso presencial a uno online, tiene muchos motivos para ello. Los más habituales son:

  • La interacción.
  • La dinámica del curso.
  • La dedicación total al curso.
  • La calidad del entorno.

La interacción

Los cursos presenciales tienen la ventaja de ser interactivos. Esto significa que hay una retroalimentación entre los alumnos y el profesor.

Cuando surge una duda, el alumno simplemente la expresa y obtiene una respuesta directa. Se entabla una discusión que llega a resolverla.

Además, cuando nosotros, como profesores, exponemos un concepto, vemos las reacciones de nuestros alumnos. Aparte de las preguntas que puedan surgir en el momento, estamos atentos a sus reacciones, a su lenguaje corporal. Esto nos permite, instantáneamente, reaccionar y volver a dar explicaciones, cambiando el enfoque, ampliando un tema u otro hasta ver que el concepto se ha entendido.

Impartiendo el curso a distancia y simplemente poniendo a un profesor ante una cámara, sin ver a los alumnos, esta interacción disminuye drásticamente o desaparece. Haciéndolo así, es responsabilidad del profesor poner en marcha nuevos métodos que permitan mantener un nivel alto de contacto con el alumnado.

Entre otras cosas, se debe disponer de un sistema audio que permita a los alumnos intervenir en cualquier momento, así como una cámara que permita ver los alumnos en tiempo real.

Además se pueden poner en marcha sistemas de feedback como tests, cuestionarios, ejercicios en línea o cualquier otro formato más propio de e-learning.

La dinámica del curso

Otro aspecto de las formaciones a distancia es la dinámica del curso, o, dicho de otra manera, de evitar el aburrimiento.

Que una clase sea tediosa sucede también en las formaciones presenciales tradicionales y tiene mucho que ver con el formador. Pero, a distancia, el riesgo aumenta.

Un formador, por muy entretenido e interesante que sea, puede llegar a aburrir mucho su auditorio cuando se imparte el curso a distancia.

Luchar contra el aburrimiento de los alumnos pasa por proponerles actividades interactivas, impulsar debates, plantear ejercicios, etcétera, que permitan mantener la atención de los participantes.

Lógicamente, las actividades que impliquen la presencia física de las personas no se pueden llevar a cabo. Deberían ser sustituidas por actividades online que contribuyan a impartir las mismas lecciones que las presenciales.

La dedicación total al curso

La ventaja de un curso presencial es que los asistentes están físicamente presentes en el aula. Esto permite una mayor capacidad de concentración. Si además el curso se imparte fuera de las oficinas, el nivel de tranquilidad aumenta.

Las interrupciones externas, por asuntos del día a día, no se dan de la misma manera y se reducen mucho. Se procura no importunar al alumno mientras está en clase, dejándole más tiempo para concentrarse en el aprendizaje.

Las interrupciones internas también disminuyen. Aunque un alumno recuerde que tiene que llamar a un cliente, como está en clase no lo puede hacer de inmediato y tiene que esperar a la pausa.

Para saber más sobre las interrupciones internas y externas y como merman nuestra productividad: Curso de gestión del tiempo.

En un curso a distancia, es altamente recomendado que los alumnos dejen sus cámaras encendidas. A parte de proporcionar feedback al formador con su lenguaje corporal, se le dota de cierto control sobre estas interrupciones. En efecto, sabiendo que me están mirando hace que aumente mi nivel de atención. Cuando la cámara está apagada, incluso puedo estar lejos de mi puesto de trabajo sin que se sepa.

Una cosa que puede ayudar también es poner un cartelito que ponga algo como “Estoy en formación, acabo a las …”.

La calidad del entorno

En una formación presencial, se ve y se oye el profesor.

Podría darse algún problema de iluminación, de calefacción, de ventilación o que un proyector falle, pero el mensaje del profesor llega directamente a los asistentes, sin distorsión. Y las preguntas de los alumnos también.

En una formación a distancia, la calidad de la imagen y del sonido son importantísimos. El material debe estar adaptado para ser visto en pantalla.

El profesor también debe ser visible, y si este usa una pizarra, se tiene que poder ver correctamente.

La red, la iluminación, el sonido, la plataforma usada deben ser elegidos con cuidado para mantener esta calidad.

Pero en el lado del alumno también se debe pretender un entorno de cierta calidad. Por muy bueno que sea el sonido del profesor, si como oyente uso los altavoces de mi ordenador en un ambiente ruidoso, no podré oírlo correctamente. El uso de auriculares de calidad, que también integren un micrófono, permitirá entender al profesor e intervenir en la clase.

En el caso de estar en un open space, el ruido ambiental podría ser un problema. Si se dispone de una sala pequeña de reunión, podría ser interesante usarla.

La banda ancha de la red a la que estoy conectado también influye. Mejor una conexión por cable ethernet que por WIFI.

Los alumnos no deben olvidar que, en caso de formación a distancia, la calidad del curso también depende de cómo ellos podrán asistir al curso.

El salto a los cursos a distancia

Es un cambio importante que la situación actual nos obliga a dar, tanto los profesores como los alumnos deben evolucionar y adaptarse.

Las expectativas de todos deben ser revisadas y adaptadas o corremos el riesgo de que tanto profesores como alumnos acaben frustrados por la experiencia.