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Los errores del Titanic que debes evitar en tu empresa (III)

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Estrategia Empresarial

Los errores del Titanic que debes evitar en tu empresa (III)

En las horas previas y posteriores al naufragio del Titanic se sucedieron unos hechos y unas decisiones que condujeron al desastre. Esta serie de entradas aborda las lecciones empresariales que se obtuvieron del hundimiento. En la anterior se analizó el síndrome del todo va bien, la preocupación excesiva por el orgullo y el prestigio empresarial y los problemas en la comunicación. En esta se aborda la falta de cohesión interna, la negligencia de los medios y de las reuniones.

Falta de cohesión del equipo y de las acciones

Varios oficiales se embarcaron en el Titanic en puestos que no deseaban y otros no habían obtenido la promoción ansiada. Estas circunstancias condujeron a un ambiente que estaba lejos de ser cordial.

Al lanzar los botes salvavidas, resultó que un oficial no respondía a su superior directo (su N+1) sino únicamente al capitán. Otro pedía sistemáticamente confirmación de las órdenes recibidas al mismo capitán.

En tu empresa, ¿el equipo tiene la cohesión necesaria?

El gerente debe poner a todos en su lugar, gestionar los conflictos y liderar a su equipo. No debe prometer lo que no puede lograr.

El gerente debe delegar y dejar claro que ha delegado. Por lo tanto, su asistente debe ser capaz de tomar el timón si es necesario y no ser un simple un figurante.

Pregúntate qué habilidades tienen tus empleados por ellos mismos y cuáles son las que tienen simplemente porque estás presente. Si los privas de tu influencia, ¿cuáles son las habilidades reales que desarrollarían?
¿Cuál es la cohesión deseada? Si te das cuenta de que el equipo no está lo suficientemente unido como debería, debes actuar rápidamente para remediarlo.

Negligencia de los medios

Otro detalle que puede parecer insignificante: los dos vigías, situados a 30 metros de altura, carecían de binoculares para atisbar en la distancia. De hecho, a pesar de sus quejas, no se les proporcionaron por dos razones:

  • Unos cuantos se extraviaron al principio de la travesía.
  • Los oficiales decidieron que el resto estaban reservados para ellos.

Por otro lado, el sistema de botes salvavidas falló. Aunque a bordo había 16, el sistema solo permitía llenar un bote a la vez, lo que resultó una pérdida de tiempo durante la evacuación.

En tu empresa:

  • ¿Se dan los medios necesarios para llevar a cabo una acción, los procesos?
  • ¿Pasa que se utiliza más el sistema D que buenas herramientas?
  • ¿Tenes herramientas no utilizadas? ¿Y herramientas necesarias obsoletas?

Por ejemplo, en lugar de elaborar una herramienta hiperperfeccionada, proporciona a todos los empleados el equipamiento necesario para el desempeño adecuado de su trabajo. Los medios siempre deben estar en línea con los objetivos perseguidos.

El tiempo y el presupuesto no son excusas, al final lo que harás con ellos será vital.

Negligencia de las reuniones

El día de la tragedia del Titanic, el Capitán no había reunido, como de costumbre, a los oficiales para estudiar la delicada situación a la cual se iban a enfrentar. Se ignora la razón por la que esta reunión no tuvo lugar, pero sí sabemos que, si se hubiera hecho, el problema de los icebergs se hubiera planteado.

En cambio, hubo reuniones sobre los entretenimientos para los pasajeros y sobre la arribada triunfante al puerto de Nueva York. Ya pensaban en el final sin preocuparse por los medios.

Pregúntate si se hacen las reuniones correctas en tu empresa:

  • ¿Cuántas reuniones se hacen? ¿Son suficientes? ¿Son demasiadas?
  • ¿Cuántas son realmente útiles?
  • ¿Cuántas reuniones se pueden considerar exitosas?
  • ¿Se cancelan sin motivo?
  • ¿Ocupan demasiado tiempo? Más allá de 2 horas, ya no se debería considerar una reunión.
  • ¿Es esencial la presencia de todos los participantes? Es difícil tener una reunión productiva con más de 10 participantes.
  • ¿Los involucrados preparan su participación?
  • ¿Se elaboran actas de la reunión? ¿Se leen, incluso los que asistieron a la reunión para estar seguros de la implementación de las decisiones tomadas?
  • ¿Están todos los presentes informados de las decisiones tomadas, de los motivos de la reunión?
  • ¿Cómo de bien usas la reunión?

Lecciones para el final de la serie

La próxima entrega, la cuarta de esta serie de lecciones empresariales obtenidas del naufragio del Titanic, cierra la serie y se centrará en la falta de formación, la sobrevaloración de la experiencia y la “suerte”.

Fotografía: Frank Beken